El pasado viernes se llevó a cabo la actividad Cultura Para La No Violencia, la cual reunió en el auditorio de Derecho de la UCR a exponentes tanto de danza como música. La misma sirvió como homenaje a una de las víctimas de la toma de la Embajada de Chile el año pasado. Con las presentaciones de Ana Istarú, Santos & Zurdo, Versión Beta y Federico Miranda con su proyecto solista (Baula Project) entre otros, el evento además contó con el debut de Noitom Pots. Grata impresión nos dejó a quienes tuvimos la oportunidad de escucharlos esa noche, rock poderoso pero fino en conjunción con elementos de programación. Sonido de trío con el apoyo sutil y oportuno de secuencias y ambientaciones, mismas que logran darle variaciones a la atmósfera de las interpretaciones. Firmes argumentos de batería, guitarra y bajo, fórmula exitosa en Noitom Pots cuyo repertorio viajó desde distorciones y fuertes tempos hasta momentos de dulzura y beats más consecuentes con el trip-hop. La banda abrirá camino y cada vez más consolidarán su sonido. Recomendable 100%, cuando vean una presentación de Noitom Pots, juzguen ustedes mismos.
Noitom Pots:
Pablo Rojas (Voz, guitarra y programaciones) ALI (Batería Acústica y Eléctrica) Alvaro Díaz (Bajo y Voz)
Fueron dos años, relativamente poco el tiempo al que Trent Reznor le bastó para concebir y crear “Year Zero” desde el reinvindicar “With Teeth” que si bien mantuvo alto el nombre de Nine Inch Nails, queda como un trabajo más ¨liviano¨ al lado de este. En “Year Zero” nos topamos con un disco conceptual cuya historia narra cómo sería el mundo y la sociedad en general en el año 2022 de seguir con el caótico ritmo en el que llevamos, siendo este el supuesto año cero de un nuevo comienzo. Pero quitando las connotaciones del ¨Reznor profeta¨, nos encontramos frente a una muralla de música estridente en todo el sentido de la palabra, y no estoy hablando de canciones ruidosas como “March of the Pigs” o “Starfuckers”, los temas suenan furiosos sin que se escuche una sola maldición, una blasfemia o algo similar, no hace falta, las letras hablan por sí solas. Musicalmente hablando, las canciones están mayormente construidas sobre simples y nada complicados loops y sonidos puramente industriales, combinados con beats y baterías electrónicas que como capas, van juntándose hasta producir resultados que solo NIN ha logrado luego de los Front 242, Nitzer Ebb, etc. Muy poco del Nine Inch Nails guitarrero y metalero hay en este trabajo que luce como el más personal en mucho tiempo, ya que el mismo Reznor se encargó de grabar y producir todo lo que se oye en este LP. Cómo suena?, darle una probada al primer single “Survivalism” no va a dar ni idea de cómo viene el resto del disco, puesto que si bien representa el lado mas ruidoso de la placa (junto a “My Violent Heart” y “The Beginning Of The End”), no encarna el concepto de desaliento y furia que se respira en el resto de los tracks. “The Good Soldier” tiene un comienzo sosegado y allí radica su genialidad: poco a poco va destilando esa furia interna que Reznor seguramente tenía al momento de grabarlo. “Me, I'm Not” seguramente va a acompañar a “Closer” como himno sadomaso, no sólo por su ritmo acompasado sino por su lírica (aunque no tan explicita como “Closer”). Al llegar a “Capital G” tenemos seguramente un fijo en vivo para la banda, un track que no destaca por poco más que su marchoso compás, buen tema pero hasta allí. Con “The Greater Good” vuelven a esos parajes sonoros que no se oían en Nine Inch Nails desde Downward, con la variante de una cajita de ritmo la cual le imprime un aire bizarro que adorna y destaca el tema de forma peculiar. “Another Version Of The Truth” es el antepenúltimo escalón de este recorrido y es un instrumental a piano con un background mecánico, y es que no hace falta mucho para transmitir desaliento y sólo músicos como Reznor lo logran con tan poco. “In This Twilight” resume todo lo que musicalmente representa el cd: bases y loops sobre beats y sonidos claustrofóbicos mientras Reznor nos canta una tonada de desanimo acompañado esta vez con un ritmo de bajo que logra darle al track la fuerza que bastaba para destacar, excelente. Todo este viaje al futuro cierra con “Zero Sum”, cuyas letras finales rematan todo este ambiente lúgubre que se respira en el disco entero. Un disco para sentirse demasiado bien luego de hacer algo de daño. O no?