Thursday, August 07, 2008

David Bowie / Space Oddity


Dicen que fue un 20 de julio de 1969, mientras Neil Armstrong rebota sin gravedad alguna por cierto rincón del desierto de Mojave y “Buzz” Aldrin admira la entregada desolación, Michael Collins se quedó dormido y perdió la sesión fotográfica, qué le vamos a hacer?
La semana previa, en una sobrenatural coincidencia, se lanza en Reino Unido un single con alcance no menor al del Apollo 11, una rareza espacial tan fantástica como la novela que Verne había escrito sobre el mismo tema. Como si fuese un efecto, cien años luego, otro genio trata de usar la música para llegar a las estrellas y quedarse allí. Justo y acertado premio.
Todo empieza en un lento y casi imperceptible progreso. Control en tierra, queriendo guiar al viajante, dicta órdenes en sincronía con una oscura cuenta regresiva. Luego, el ritmo que tímidamente arrancó la canción en nuestro oído derecho se detiene al mismo tiempo que el conteo y da paso al despegue de la guitarra, al lanzamiento, que transporta al protagonista a un mágico viaje que es esta canción; un atípico diálogo entre una inocente torre de control y un astronauta algo extraño.
Pierde a conciencia el control y las bases, olvida las ataduras y manda saludos a lo que deja por detrás.
David Robert Jones, albacea de la psicodelia sesentera, había cumplido poco más de veinte años al escribir esta historia. Ya había publicado un álbum y un respetable número de sencillos, pero fue hasta la llegada de esta canción que saltó a lo que en definitiva iba a ser. La BBC utilizó su obra para su reportaje sobre el alunizaje yankee, un detallazo que sin duda contribuyó a su propio despegue. Este mismo tema, casi cuatro décadas después de su nacimiento, es sin duda parte de la cultura popular y ha sido referente obligado en cine, televisión, libros y por supuesto, otras composiciones musicales.
Sólo instantes luego, dos voces congratulan en coro al astronauta. Major Tom ha cumplido su misión y se ha convertido en un hombre del espacio; se avienta al vacío de la duda y ésta lo innunda, se deja flotar y la melodía le acompaña. Pierde a conciencia el control y las bases, olvida las ataduras y manda saludos a lo que deja por detrás.
En este momento y hasta el final de la canción, Bowie teje texturas (con su voz estéreo, con guitarras, con cualquier elemento a mano) que simbolizan genialmente la ingravidez y tranquilidad de un astronauta que quizás planeó desde un principio este incidente.
Obviamente es difícil (casi imposible) elegir una única entre los cientos de joyas musicales en el haber de Bowie. Hay discos completos como Aladdin Sane, Low, Heathen y Ziggy Stardust que podrían nombrarse apropiadamente dentro de los mejores albumes de sus respectivas décadas.
En nombre del buen pop, como el buen arte, este debe contar historias de personajes que no mueran con el final de la obra, sino de aquel que luego de cuatro décadas de éxitos vive y desafía una incesante evolución.
Será por eso que ¨Space Oddity¨ es la mejor canción de David Bowie? O es acaso sólo un testimonio de que existe vida en Marte...


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